jueves, 8 de marzo de 2018

Confesiones de una estúpida asesina.


Llevo dos semanas pensando en las diferentes formas que tengo de acribillarte.
Para esto he ideado un plan, uno malévolo, uno perverso, un plan en el que posiblemente también muera yo.
Primero te llamaré; tendré presente tener mi voz lo suficientemente calmada para que no sospeches de mi plan.
Empezaré diciéndote que necesito verte, fijaré un lugar, una fecha y una hora. Será un poco lejano quizás.
La cita será en un bar, beberemos un par de copas, te hablaré de mi vida, y me conversarás de la tuya, entraremos en confianza.
Es que, jamás sospecharías que yo pudiera hacerte daño, ¡ese daño!
Cuando ya esté completa la primera jugada, te diré para irnos, dejarte en tu casa; a lo cual cederás; es que no es que quiera creerme la gran cosa, pero conmigo siempre cedes.
Subirás a mi carro, me acercaré a ti y me permitirás besarte.
Te besaré con tanta pasión que no te darás cuenta que mi beso es falso, meteré mi lengua en tu boca hasta oírte gemir, justo en ese momento sabré que te tengo en mis manos.

Mi segunda parte del plan consiste en sugerir ir a un motel, hacer el amor, recordar viejos tiempos. Y, ¿sabes que pasará? Volverás a ceder.
Llegaremos al motel, subirás las escaleras a la habitación, y justo en ese momento iniciará el fin de tu vida, y cómo lo dije al inicio, el fin de la mía. Tal vez.
Pero primero detallaré cada una de las cosas que haré con tu cuerpo antes de tenerlo sin vida entre mis brazos.
Te cogeré como nunca antes nadie te ha cogido, ni siquiera yo. Para esto me he encargado de ver mucha porno.
Empezaré por tu espalda, besaré cada centímetro de ella, no dejaré espacios libres para alguien más, besaré tu cuello; sé que te enloquece que bese tu cuello y termine metiendo mi lengua en tu oreja, mientras te susurro con una voz muy suave y planificada: quiero tu sexo en mi boca.
Te volverás loca, lo sé, sé que te gusta que te hable al oído, se tanto y a la vez tan poco de ti, pero ya te dije, será especial y no, no me olvidarás.
Iniciaré con el mejor sexo oral de tu vida, meteré mi lengua hasta el fondo de tu vagina, lameré tu clítoris hasta sentirte estallar de placer, querrás que me quede ahí durante un largo tiempo, y lo haré, ¿hace mucho no tocaba tu sexo no? Te lo mereces, me lo merezco.

Disfrutaré verte gemir, gritar, llorar, sufrir. Disfrutaré todo y nada.
Será placentero y algo egoísta, te tocaré hasta que yo decida parar. Tendré en cuenta que te gustan muchas cosas, que te ponga en 4 por ejemplo, o mejor aún, que yo esté sobre tu cuerpo húmedo mientras esperas pacientemente mi penetración. Es que sí, para ese rato ya moriría por penetrarte, y lo haré; lo haré suave, al principio será romántico, nada violento, lleno de, digamos “amor”.  

Pero luego, luego será vengativo, lleno de odio, apasionado, ¡maldita sea! Violaré tu sexo de forma literal, te penetraré una y otra vez, una y otra vez, así, al ritmo de tu corazón, que pronto se detendrá para siempre.
Sentirás mi ira, mi pasión, mi venganza, mi amor. Tu sexo será por siempre mío. Mío y de nadie más. Tocaré tu alma mientras penetro tu húmeda vagina, llegaré a tu corazón mientras te vienes una y otra vez sobre mis dedos.
Me pedirás más, y te aseguro que te lo daré, querrás practicarlo en la ducha, en el jacuzzi, en el piso, en todos lados, y lo haré; a la final estoy llena de energía, energía vengativa, energía que no conservaré para el crimen.

La idea es que te desplomes sobre mi pecho, que te rindas, que me digas que ya no puedes más, que te duermas.
Pero no mi amor, no lo permitiré, todo lo que sucederá lo verás. Quiero que lo observes. Es que no hay mayor satisfacción para una asesina que ver a su víctima redimirse ante sus pies.

Y sentiré satisfacción, una enorme satisfacción. Te observaré y grabaré cada parte de tu cuerpo en mi mente. Cada acción, cada beso, cada gemido, cada orgasmo. La idea es que te lleves la mejor impresión de mí, pero no me sentiré satisfecha hasta que acabes como te gusta, como sabes hacerlo, como sabes sentirme, como sabes que amo que acabes. Justo sobre mí, justo sobre mi sexo empapado de fluidos provocados por el tuyo. Y justo ahí sabré que todo terminó.

Y mi plan concluirá de la siguiente manera:

Tendré una GLOCK 17 semiautomática con un silenciador en mi cartera, lista para ser utilizada sobre tu sien. Pero no, no la utilizaré; utilizaré el arma más poderosa que puede existir en este puto e injusto mundo, te dejaré rendida, ebria, bien follada y luego me iré y me desapareceré de tu vida, sí, así como lo lees. Te mataré el alma, a la final, sólo quise verte para eso. Para burlarme de ti y de tus sentimientos hacía mí, y morirás, morirás de ira y de dolor. Morirás por mi estúpido desprecio. Y por supuesto, no hay duda., también moriré yo.




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